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Deporte – Cultura – Comunidad

En el Centro de Amigo se jugo la gran caimanera de Softbol de la comunidad de Camatagua

La mañana se levantó radiante y plena de vida, bañando con sus suaves rayos la emblemática del campo de softbol del Club Centro de Amigos de Los Teques. El aroma del café recién colado y el sonido de las voces alegre se entremezclaron con el suave murmullo de la brisa que recorría la explanada del estadio, anunciando la inminente celebración de la Gran Caimanera de fin de año en la querida comunidad de Camatagua.

Ahí, en el corazón de la acción, se encontraban los protagonistas de este entrañable evento, vestidos con las camisetas de sus equipos, que portaban con orgullo los colores del barrio que los vio crecer. El ambiente se impregnó de la energía que solo la pasión por el deporte y la amistad son capaces de generar.

El calor se hacía sentir, no solo por el sol que se asomaba a cada rincón, sino por la emoción que emanaba de cada jugador. El primer pitazo del umpire, el Gran Marcial Mendoza, inició la competencia, que prometía ser intensa y vibrante.

Las bolas volaron por el aire, se escucharon los choques de los bates al contacto con la pelota y las carreras por las bases se sucedieron sin cesar. La tierra se estremecía con cada paso firme de los atletas, que corrieron con la agilidad de sus recuerdos juveniles por la victoria.

Las gradas se llenaron de espectáculos de todos los colores y edades, un espejo vivo de la unión que ha forjado a lo largo de los años a las familias Landaeta, Ochoa, Mendoza, Alvarado, Rojas, González, Hidalgo, Camejo, Salas, Marmole, Escobar, Núñez y Sánchez.

Las caras de los vecinos reflejaban la alegría que sentían al ver a sus hijos, sobrinos, primos y amigos dando lo mejor de sí, reviviendo aquellos momentos en que la vida se detenía para disfrutar de un buen juego de pelota en los callejones de su infancia.

Ya no era solo un simple enfrentamiento, era la materialización del espíritu de un barrio que, pese a los desafíos, se reencontró a través de la diversión y la sana competitividad.

Con cada out, con cada carrerita anotada, la emoción se iba engrandeciendo. Los aplausos se hacían eco en la mañana, resonando con la vida que fluía en cada rincón del recinto.

Y al final, con el sol en su cenit, el silbatazo final indicó la conclusión de dos juegos llenos de pasión y esfuerzo. Las sonrisas en los rostros de los participantes y el aplauso cerrado de la multitud, dieron fe de que la Gran Caimanera de softbol de Camatagua fue un rotundo éxito.

Pero la jornada no culminó allí, la alegría se prolongó con un merecido homenaje a Marcial Mendoza, aquel amante del deporte que ha sabido inculcar la disciplina y el espíritu de equipo en las generaciones que lo siguen. Su dedicación y apoyo a la comunidad no pasaron desapercibidos, y en un gesto lleno de emoción, fue reconocido por su invaluable labor.

Este evento fue el inicio de un ciclo prometedor para la conformación de equipos de softbol en la comarca, un ciclo que sin duda traerá consigo la unión, el crecimiento y el deporte que enaltece el espíritu de la gente de la capital del Eje Sur, Los Teques.

Fue un fin de semana inolvidable, que no solo pudo disfrutar la gente de Camatagua, sino que se expandió por todo el Eje Sur, resonando en cada hogar.

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